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VIÑA ROCK!





Aunque todavía recuperándome de la ‘resaca’ musical que provoca cualquier festival, debo deciros que llevaba meses con las fechas subrayadas en el calendario y con muchas ganas que volver a Villarrobledo (Albacete). Hoy, os hablaré del festival de Arte Nativo Viña Rock: es un festival de música español organizado anualmente el fin de semana previo al 1 de mayo. Desde sus inicios en 1996 se han celebrado en la ciudad albaceteña 20 ediciones (en 2007 se celebró en Benicasim). Dura 3 días (jueves, viernes y sábado), aunque mi hazaña este año empezó el miércoles noche. En el XX aniversario del festival, celebrado en 2015, la organización estipuló que hubo más de 200.000 personas que visitaron el festival convirtiéndose así en un nuevo récord.


Este año, mis amigos y yo decidimos que la mejor opción para ir al Viña Rock pasaba por ir en autobús desde Barcelona, alegando que luego no tendríamos problemas para aparcar y con la certeza de que nada le pasaría al coche.

Salimos el miércoles a las 12:30 a.m de Barcelona. En medio de la lluvia que caía en la ciudad en ese momento, cargamos todas las cosas en el bus (que no eran pocas) y después de esperarnos un buen rato fuera porque el conductor no había recibido el OK para que pudiéramos subir en el bus, subimos. Nos esperaba un viaje largo (7 horas) por lo que intentar conciliar el sueño sería la mejor opción. Si lo conseguimos o no, esa ya es otra historia; nos tocó un chofer pesado, muy pesado (primero con el aire acondicionado al máximo, luego puso una película con el volumen al máximo, lo que hacía imposible el hecho de intentar dormir o nos hizo bajar obligatoriamente del bus en una de las paradas que debía realizar). A las 7:30 de la mañana, previo soplo del conductor por el micro nos anuncia que ya casi hemos llegado, ¡por fin! pienso, porque no hay cosa más incómoda que un autobús si intentas dormir.


Cogemos las cosas, y nos disponemos a buscar un sitio en el que acampar. El tiempo no acompaña mucho ya que está nublado y hace frío así que decidimos ponernos en marcha para montar las tiendas de campaña cuanto antes y así asentar nuestra base en lo que los otros llegan (desde Madrid y desde Andorra). Una vez estamos todos, comemos y decidimos ir a por las pulseras ya que sin ellas no puedes acceder al recinto donde se celebran los conciertos. Cogemos mientras nos ponen las pulseras el horario detallado de los grupos que actuarán y el escenario en el que lo harán (escenario Negrita, Giró, Control, The Cavern, Viña Grow o Cabo de Plata).

Una de las cosas que tiene el Viña es que conoces grupos que seguramente no sabías ni que existían. Pasamos la tarde entre Dakidarría (un grupo al que personalmente no conocía) y la Fuga. Hacemos un break para cenar algo, descansar y volver: queremos ir al concierto de Boikot y después al tributo a Marea (a las 4:50 a.m). A las 6 de la mañana y después de cantar y saltar como locos, volvemos al campamento entre nubes y llovizna: sería un festival pasado por agua.



Despertamos a deshoras, algunos antes por la imposibilidad de conciliar el sueño con la salida del sol (que sale y se esconde entre nubes); el año pasado, después de las 10 de la mañana no quedaba nadie en las tiendas de campaña: el microclima que se formaba dentro y el sol en su máximo esplendor imposibilitaban que pudieras dormir más. Una vez hemos despertado todos, nos ponemos en la tienda de campaña más grande con guitarras y cartas dispuestos a pasar un rato esperando a ver si se despeja el día. Tenemos unos vecinos vascos, algo pesados, estamos tienda con tienda por lo que escuchamos todas sus hazañas de la noche.

Por la tarde y después de haber comido nos vamos para el recinto, queremos ver a Aspencat. Llueve así que nos abrigamos y para allá que vamos. No deja de llover, pero da igual, seguimos cantando, saltando y riendo como si el tiempo no importara. Nos quedamos entre concierto y concierto hasta bien entrada la noche cuando decidimos salir a comer algo (menuda odisea para salir, el recinto es de tierra que, mezclado con el agua de la lluvia lo convierte en un campo de barro). Hace frío y sigue lloviendo, así que volvemos a la tienda y entre canción y canción con la guitarra algunos nos quedamos fritos (llevamos todo el día en el recinto y en cuanto tocamos el saco de dormir caímos como moscas).



Me despierto el sábado entre nubes, - espero que no llueva pienso, porque menuda noche – me dispongo a ir a los policlean (los baños que nos quedan cerca de nuestro sitio de acampada). Bueno, no voy a decir mucho pero es horrible: ir puerta por puerta, abriendo cada una de ellas y asomándote para ver cómo está el baño. Tras 3 intentos, consigo entrar en uno.

Es el último día así que tenemos que aprovechar al máximo. Sale el sol (¡por fin!), así que una vez todos despiertos nos dirigimos hacia el pueblo para asearnos un poco, lavarnos los dientes e ir en busca de agua para cocinar a mediodía. Nos damos una vuelta por la calle principal, llena de paraditas en las que se vende de todo pero principalmente riñoneras, camisetas y gafas de sol. Montamos el parasol y nos disponemos a hacer la comida, descansar un rato e irnos para el recinto. Hacemos un poco de cola en la entrada, muchos que queremos entrar el golpe, además, el control en el que te miran lo que llevas y te cachean va más lento de lo normal por lo que llegamos al concierto de ZOO unos minutos tarde. Y otra vez, volvemos a pasar la tarde entre conciertos, arrecia el sol por lo que nos sentamos en la sombra un rato mientras escuchamos y vemos el concierto y con una cerveza fresquita en la mano.

Volvemos a nuestra base para comer y descansar, queremos estar preparados para la noche que nos espera: concierto de la Raíz y la Gossa Sorda. Creo que en el concierto de la Raíz es en el que más gente vi… estaba la explanada llenísima (foto abajo). Saltamos y bailamos todos al unísono; es la última noche y no queremos que se acabe. Nos dan las tantas de la madrugada y hace frío así que habiéndolo dado todo, volvemos a la zona de acampada. Ponemos el despertador a las 9 ya que a las 10:30 sale el autobús para volver a casa. Vuelve a llover por la noche y nos cala un poco de agua en la tienda, aunque bueno, peor que a nuestros vecinos vascos no nos puede ir: después de montar 3 veces sin éxito el impermeable de la tienda, desisten por lo que acaban con la tienda mojada.



Despertamos, entre resaca de cansancio, música y alcohol. La vuelta a casa será dura. Desmontamos nuestras tiendas mientras los otros siguen durmiendo, ellos marchan más tarde. Acabamos de recoger todo: mochilas, nevera, tiendas de campaña y agua y galletas para el camino. Mientras nos dirigimos hacia la gasolinera desde donde salía el bus, rezamos para que no nos toque el mismo conductor que en la ida, pero no hay suerte, es el mismo. Intentamos colocar las cosas en el maletero como podemos, ya que está lleno y entramos. Nos sentamos, exhaustos y con ganas de llegar cuanto antes a casa y pegarnos una ducha. Hacemos un balance de lo bueno y malo, y dentro de nosotros tenemos la certeza de que seguro que el año que viene volvemos. Ya estamos a domingo, nos ha pasado el fin de semana volando; es lo que tiene el Viña Rock, que cuando te das cuenta ya ha pasado y solo te queda el consuelo de esperar un año hasta el siguiente.




Y hasta aquí el post sobre el Viña Rock, espero que os haya gustado. Graciaaaaas Viña :D. Os dejo algunas imágenes y también el concierto de la Raíz (completo). Espero que os guste!!


CONCIERTO DE LA RAÍZ COMPLETO:




Concierto de La Raíz

Concierto de la Raíz

Aspencat

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